Despega Fórmula E de automovilismo después de un lento comienzo
Se avecina una amistosa colisión entre la ABB FIA Fórmula E y la F1 conforme la serie de carreras eléctricas gana patrocinadores y fanáticos. En su quinta temporada, el campeonato presenta 13 carreras en 2019, incluyendo Chile.
- T+
- T-
Alejandro Agag dice que es un "milagro" que la Fórmula E haya sobrevivido. El empresario español lanzó la nueva serie de automovilismo en 2014, pero tras apenas tres carreras en su temporada inaugural, la compañía con sede en el Reino Unido se quedó sin dinero y estuvo al borde del colapso.
El cambio llegó en marzo de 2015 cuando Liberty Global, el grupo de TV por cable estadounidense dirigido por el multimillonario John Malone, y Discovery, la compañía de teledifusión, invirtieron en el campeonato. El dinero contribuyó a mantener vivo el espectáculo. Igual de importante fue que, además de la ayuda de Liberty y Discovery, el grupo naciente ganó legitimidad ante los patrocinadores, las televisoras, las ciudades y los fabricantes de automóviles.
Ahora en su quinta temporada, el campeonato ABB FIA Fórmula E presenta 13 carreras en los cinco continentes (incluyendo carreras en 2019 en Chile, México y EEUU), con la participación de importantes fabricantes de automóviles como Audi, BMW, Nissan y Jaguar.
"Esto ha tenido un auge vertiginoso", dice Agag. "Ha ido más allá de todas nuestras expectativas; éste es un automovilismo consolidado que será duradero".
Los críticos señalan que la compañía sigue sin ser rentable. Pero hay señales de que está en una trayectoria ascendente. En el año que terminó el 31 de julio de 2017, los ingresos fueron de 94,5 millones de euros, en comparación con los 56,6 millones de euros del año anterior. Las pérdidas antes de impuestos se redujeron a 20,8 millones de euros en 2017, en comparación con los 35,2 millones de euros de 2016.
Agag dice que el grupo podría tener un "flujo de efectivo positivo" esta temporada si no fuera por un gasto fuerte en mercadotecnia; está priorizando el crecimiento antes que las ganancias.
Se espera que los ingresos aumenten aún más, gracias a la capacidad de la Fórmula E para atraer patrocinadores. En enero de 2018, la serie anunció que el grupo de ingeniería suizo ABB se convertiría en su primer "patrocinador título". El contrato con ABB tiene un valor de "nueve cifras" según una persona que conoce sus términos.
Semejante dependencia en el patrocinio, que representa casi la mitad de los ingresos totales de la serie, es inusual en un momento en que otros deportes están teniendo dificultades para obtener nuevos acuerdos de patrocinio.
Agag sugiere que a los grupos corporativos ahora les preocupa más la narrativa que pueden crear mediante su asociación con un deporte. "Estamos asociados con el movimiento para ayudar a preservar el medio ambiente, luchar contra el cambio climático y combatir la contaminación en las ciudades. Esto atrae a nuestros patrocinadores".
Sin embargo, no todos están convencidos. Chase Carey, director ejecutivo y presidente de Fórmula Uno, la serie preeminente del automovilismo, me dijo el año pasado que veía a la Fórmula E como una "propuesta puramente 'negocio a negocio' en lugar de un deporte".
En otras palabras, piensa que el campeonato es una estrategia de mercadotecnia para las compañías que quieren asociarse con el ecologismo, pero que no es un evento especialmente emocionante que el público quiera ver.
Agag rechaza esta crítica, alegando que el deporte está ganando fanáticos. Los últimos registros financieros de la Fórmula E sugieren que 223 millones de personas vieron la serie por televisión en 2017, en comparación con 192 millones en 2016.
Esto puede deberse a un enfoque en obtener acuerdos con grupos de televisión "de libre acceso", como la BBC en el Reino Unido, donde las carreras tienen más probabilidades de atraer grandes audiencias, aunque esto implica evitar acuerdos más lucrativos con los grupos de televisión de pago. "No se puede crecer detrás de un muro de pago", dice Agag.
Agag también sugiere que la Fórmula E tendrá una colisión amistosa con la Fórmula Uno. "Creo que es inevitable que la F1 sea eléctrica en 20 o 25 años", dice. "Para eso, tiene que haber algún tipo de conversación, colaboración, entendimiento o acuerdo con la Fórmula E. Eso no sucederá ni hoy ni mañana. Pero creo que el futuro irá inevitablemente en esa dirección".